Después de un golpe en la cabeza,
una persona puede estar aturdida o conmocionada o permanecer inconsciente por
un momento. Esta lesión recibe el nombre de contusión y no suele provocar un
daño permanente. Si el golpe es más fuerte y se produce una hemorragia o un
edema, puede dar lugar a un fuerte dolor de cabeza, vértigos, parálisis, convulsiones
o una ceguera temporal, según el área del cerebro afectada. En el encéfalo,
una infección bacteriana (véase Encefalitis)
o en las membranas externas (véase
Meningitis), tumefacción (véase Edema),
o un crecimiento anormal del tejido cerebral sano (véase Tumor) pueden ocasionar un incremento de la presión intracraneal
originando un problema muy serio. Aunque hay excepciones, un tumor localizado
cerca de la superficie normalmente puede ser extirpado mediante cirugía, mientras
que uno situado a más profundidad, sólo es posible tratarlo por radiación o
crioterapia.
Una lesión que afecte al hipotálamo
puede ocasionar síntomas muy diversos: pérdida de apetito (anorexia) con gran
pérdida de peso; incremento del apetito que conduce a la obesidad; sed muy intensa
con pérdida excesiva de líquido por la orina (véase Diabetes insípida); un fallo en el control de la temperatura
corporal que produce tanto una bajada de la temperatura (véase Hipotermia) como una subida de la misma (véase Fiebre) y un estado de mayor sensibilidad, así como explosiones
incontroladas de ira. Si el mecanismo hipotálamo-hipófisis sufre una lesión
(véase Sistema endocrino), otras funciones
vitales del organismo pueden resultar alteradas; entre los efectos posibles
se incluyen alteraciones de la función sexual normal y de las actividades metabólicas
y cardiovasculares.
Lesiones del tronco cerebral
Una lesión en el cerebro medio
o mesencéfalo, la protuberancia anular o el bulbo raquídeo tiene peor pronóstico.
La extensión y el lugar del daño suelen determinar las posibilidades de una
recuperación.
Apoplejía
Una apoplejía se produce cuando
un tronco arterial principal del cerebro se obstruye. Esta obstrucción puede
estar causada por un coágulo de sangre (trombo), una constricción de un vaso
sanguíneo o una ruptura del vaso acompañada de hemorragia. Una expansión de
la pared del vaso sanguíneo, llamada aneurisma, puede ceder y reventar durante
un incidente, por ejemplo, de presión sanguínea alta. Cuando se interrumpe el
suministro de sangre a una pequeña parte del cerebro (isquemia), las células
de esa zona mueren (necrosis o infarto) y la función del área se pierde. La
parálisis de un lado del cuerpo (hemiplejia), acompañada de una pérdida sensorial,
ocurre en la parte opuesta al hemisferio cerebral afectado por la apoplejía.
Un cirujano puede, a veces, extraer un coágulo de sangre de una arteria ocluida
o hacer un bypass a un vaso sanguíneo
artificial. Un anticoagulante puede, a veces, disolver el coágulo y un vasodilatador
facilitará su paso por el vaso sanguíneo. La fisioterapia ayuda con frecuencia
a pacientes apopléjicos a recobrar muchas de sus funciones perdidas.
Otras enfermedades importantes
Muchas enfermedades cerebrales
pueden ocurrir a consecuencia de una lesión local, por alguna sustancia química
u otros productos tóxicos como el alcohol o el plomo, por una infección bacteriana
o por un defecto anatómico congénito. La enfermedad de Parkinson aparece en
los adultos, es una enfermedad degenerativa y se caracteriza por lesiones en
áreas cerebrales que coordinan los movimientos. En estas zonas disminuye el
número de células nerviosas y, por tanto, la cantidad de neurotransmisores (dopamina)
que producen. El resultado es la aparición de temblores, rigidez muscular y
escasez de movimientos. La parálisis cerebral suele tener un origen congénito
y es el resultado de una falta de desarrollo o de una degeneración de las vías
motoras; los miembros se vuelven rígidos y los movimientos son espasmódicos
y poco coordinados.
La epilepsia puede originarse
por un daño directo en el cerebro durante el nacimiento o por un fallo metabólico
del cerebro. Cuando se produce una convulsión o una crisis tipo gran mal,
la persona pierde la consciencia mientras sufre una rigidez y espasmos musculares.
Otras veces se sufren crisis menos graves, como la llamada pequeño mal u otras
crisis parciales. Estos ataques pueden registrarse en un electroencefalograma
o EEG, que se registra sobre la superficie de la piel y aparece un patrón eléctrico
específico que refleja la actividad eléctrica de las células nerviosas cerebrales.
Evolución
La mayor parte de las formas
de vida primitiva carecen de cerebro, pero la ameba más simple tiene un sistema
sensorial primitivo que le permite evitar estímulos dañinos. El desarrollo del
cerebro en los primates, grupo más evolucionado, en el que se incluyen los seres
humanos, ha sufrido un gran proceso de evolución. Sin embargo, todos los vertebrados
(animales con columna vertebral), incluidos peces, reptiles y aves, tienen un
cerebro formado por las mismas tres subdivisiones básicas encontradas en el
cerebro humano: cerebro anterior, medio y posterior.
En los vertebrados más primitivos
el cerebro es alargado y estrecho, con un tracto olfatorio muy desarrollado.
En los pájaros, los lóbulos olfatorios son más pequeños, pero los lóbulos ópticos
son muy grandes y están muy desarrollados. A medida que se asciende en la escala
evolutiva, los hemisferios cerebrales aumentan su tamaño, se cubren los tractos
olfatorios y se repliegan en recovecos y fisuras. Ciertas estructuras cerebrales
de los animales más primitivos como el cerebelo (que interviene en el equilibrio)
y el bulbo raquídeo (que controla la respiración y la presión sanguínea) tienen
funciones casi idénticas a las que desempeñan en el ser humano.
El tamaño del cerebro no determina
el grado de inteligencia; un deficiente psíquico puede tener un cerebro de mayor
tamaño que el de un genio. Se cree que el grado de inteligencia está determinado
por el número y tipo de neuronas en funcionamiento y cómo están conectadas unas
con otras.
Investigación
Los científicos utilizan hoy
multitud de técnicas para descubrir cómo funciona el cerebro: en una técnica
llamada ablación (lesión), distintos grupos celulares cerebrales son destruidos
para determinar para qué sirve esa región. Una desventaja de este tipo de investigación
es que se produce una lesión irreversible. En las técnicas basadas en la estimulación
química o eléctrica, se aplica una carga eléctrica o una sustancia química a
un área determinada del cerebro para excitar el tejido cerebral, y se estudian
las consecuencias. En los registros eléctricos se utiliza el EEG a gran escala
para obtener registros de los potenciales eléctricos cerebrales. Con mayor precisión
se utilizan microelectrodos para medir potenciales eléctricos de muy baja potencia
registrados en las neuronas. La técnica llamada perfusión cerebral se basa en
múltiples procedimientos de intubación; los científicos pueden localizar así
el lugar de liberación de neurotransmisores de ciertas zonas o introducir fármacos
en el cerebro durante largos periodos. Por último, en los estudios anatómicos
con microscopio electrónico y con tinciones de neuronas se pueden identificar
partes y funciones de elementos individuales del cerebro.
A medida que la tecnología
avance, se irán clarificando las funciones de las distintas partes del cerebro.
De esta manera, el tratamiento de las enfermedades raras se podrá llevar a cabo
con nuevas terapias químicas y procedimientos quirúrgicos cada vez más precisos
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