Bajo el nombre de esclerosis múltiple, esclerosis en placas o poli esclerosis se conoce una enfermedad degenerativa del sistema nervioso caracterizada por la destrucción de la sustancia blanca que recubre los nervios, llamada mielina, la cual es sustituida por placas de tejido conjuntivo, de tipo cicatricial para entendernos.

Los síntomas de la EM son muy diversos, pues dependen de la zona de sistema nervioso donde la mielina se destruye y se sustituye por las inservibles placas. La mielina no es solamente un recubrimiento inactivo, sino que por ella transcurre la corriente nerviosa. Su destrucción da lugar a síntomas dependientes del "corte" de corriente provocado.

Las lesiones por destrucción de mielina se llaman, en general, desmielinizantes. La EM es la enfermedad desmielinizante por excelencia. Otro trastorno que cursa con desmielinización es el infarto cerebral, debido a embolias, a trastornos circulatorios en general. En personas hipertensas, sin el adecuado tratamiento, se pueden producir infartos múltiples de pequeño tamaño, siendo este un hallazgo frecuente en personas de más de 65 años con hipertensión no tratada. La EM, en cambio, es una enfermedad que suele iniciarse en las primeras décadas de la vida. Su frecuencia varía con la latitud. Así, por ejemplo, en Sudáfrica aparece en 3-10 personas de cada 100.000, mientras que en los países del norte de Europa llega hasta 50 casos por cada 100.000 personas.

La enfermedad evoluciona de cuatro formas distintas:

Brote - remisión: aparece un brote de la enfermedad (trastornos visuales, parálisis, incoordinación, vértigos…) seguidos de una remisión y de un periodo en que la enfermedad parece silenciosa. Aproximadamente el 35 % de los casos.

Progresiva: tras el primer brote, la enfermedad sigue un curso progresivo. Desarrollan esta forma un 20 % de los casos.

Brote - progresión: el curso progresivo se complica con la aparición de nuevos brotes. La sufren el 45% de los pacientes.

Benigna: brotes mínimos, con remisión casi total y sin progresión.

El diagnóstico debe ser echo por el neurólogo. La forma de aparecer la enfermedad acostumbra a ser muy engañosa. Hay modos de inicio muy típicos: una neuritis óptica retrobulbar por ejemplo (cuadro clínico consistente en la pérdida de función del nervio óptico, con ceguera de instauración rápida y fondo de ojo completamente normal en la mitad de los casos). Pero otras formas de la enfermedad (unos vértigos, por ejemplo) resultan muy poco evidentes y requieren la presencia de un profesional muy acostumbrado a ver problemas de ese tipo. No es infrecuente que el diagnóstico se realice en el segundo brote o en los siguientes, cuando alguien se percata de la aparición de síntomas neurológicos correspondientes a diversos puntos del sistema nervioso central y que van apareciendo y remitiendo con el paso del tiempo.

La prueba diagnóstica más importante es la resonancia magnética (RM), un tipo especial de imagen diagnóstica obtenida con el paso de ondas magnéticas a través del cuerpo. De todas formas, ella sola no sirve para el diagnóstico de certeza, pues las imágenes de los infartos cerebrales que antes mencionábamos, u otras debidas a edema o inflamación pueden confundirse con las imágenes de desmielinización propias de la EM. De ahí la importancia del neurólogo experimentado para interpretar los signos clínicos y las imágenes de la RM.

Las causas de la esclerosis múltiple no son claras. Factores genéticos, la presencia de antígenos concretos, ataque por virus, fallos de inmunodeficiencia ligada a los linfocitos T, y ataques de tipo auto inmunitario (el propio sistema inmunitario del paciente atacaría su mielina) han sido citados. Todas las opciones parecen tener visos de realidad, pero aún no sabemos el papel concreto de cada una de ellas. El tratamiento consiste en la combinación de diversos fármacos, cada uno de los cuales puede ayudar en un momento de la enfermedad. Así, los corticoides ayudan en la remisión del brote agudo, aunque no modifican el curso de la enfermedad. Los fármacos inmunosupresores conllevan amplios riesgos, tantos o más que las ventajas. En cambio el Interferón-beta parece la opción más relevante para los casos que evolucionan en forma brote-remisión y formas progresivas. Actualmente hay, en estudio, polipéptidos sintéticos o proteínas básicas de la mielina de extracción bovina, los cuales pueden ser también interesantes en el tratamiento de la enfermedad.

¿Sabía Ud que…?

·         Las personas con mayor riesgo de presentar EM son personas entre 20 y 45 años, descendientes de europeos nórdicos, que han pasado su infancia en latitudes templadas y que tienen algún pariente de primer grado que ha padecido esclerosis múltiple.

·         El factor genético de la enfermedad se explicaría por el riesgo de padecerla hasta el 3% de los familiares cercanos (frente al 50 por 100.000 en los países con mayor incidencia). En gemelos idénticos la concordancia llega al 26 %.

·         No queda clara la presencia de virus como factores causales de la enfermedad. Podría tratarse de virus similares al del SIDA, pero también se ha citado al virus del Herpes Simple. Una moderna hipótesis sugiere la presencia de priones, partículas más pequeñas que los virus y que, por ejemplo, provocan el "mal de las vacas locas" o enfermedad de Jakob-Creutzfeld.

·         Las mujeres con EM pueden sufrir rebrotes el periodo post-parto, si bien, a largo plazo, estos rebrotes no empeoran el pronóstico de la enfermedad al compararlo con el de mujeres que no han tenido hijos.

Los síntomas más frecuentes:

·         Síntomas neurológicos que afectan a la sensibilidad, al movimiento, a la coordinación o a los órganos de los sentidos, presentados en forma repetida, con tendencia a remitir espontáneamente y a cursar con gravedad aumentada a cada nueva aparición.

·         Neuritis óptica o retrobulbar: ceguera total o parcial en uno o dos ojos, de varias horas de rápida evolución. Un 25% de casos se inician de esta forma..

·         Dificultades para andar, visión doble, vértigo, dificultades para orinar, son los síntomas que siguen en frecuencia a la neuritis óptica como forma de inicio de una EM.

·         Manifestaciones neurológicas claras: hemiplejía, parálisis, ataques tipo epilepsia, son formas menos frecuentes de presentación inicial.

Consejos para los afectados

·         Pocos pacientes requieren tanto apoyo y consejos como los de EM. Es imprescindible una acción social solidaria (por ejemplo la campaña "Mójate por la esclerosis") que aporte los medios necesarios para el tratamiento paliativo.

·         El paciente debe evitar el sobrepeso, el tabaco y el alcohol.

·         Debe prevenirse el calor: están descritos empeoramientos agudos, por ejemplo de la visión, tras una exposición a temperaturas elevadas.

·         La terapia ocupacional parece estar mucho más indicada que la física.

·         Es importante el consejo genético, para lo cual deben hacerse exámenes especiales que descarten una forma familiar de la EM.

·         Las personas con EM tienden a sufrir depresiones, las cuales requieren el pertinente abordaje psiquiátrico. El empleo de según que medicamentos en la EM (por ejemplo, el metotrexate) incrementa el riesgo de suicidio. El interferón, por su parte, aún siendo el tratamiento más exitoso en el momento actual, también puede acentuar el riesgo de depresión en quien lo toma.  

 

                                                                                          

 

Copyright © 2000 José Ignacio Gortari

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